Yo, de vida acelerada e hiperbólica, de grandes zancadas ilegales, avanzo ahora según marcan la Ley y la Justicia. En torno a mí, una multitud. Yo, tranquilo, respiro pausado, empeñado en ser la estrella este ratito. “Tarde de otoño –me digo. Últimos rayos de sol de octubre. Observen con qué gracia y qué donaire enfila la última recta el susodicho.” Saludo. Inclino la cabeza; ya no puede faltar mucho para que caiga, definitiva, el hacha,… pero se me está haciendo largo este último segundo. Casi podría escribir mis obras completas ¿Y si lo mío era la literatura?

Ganador-Aurelio Gutiérrez Cid

Los ancianos Manuel Segovia e Isidoro Velázquez habitan en la misma calle de Apaya (Tabasco, México). Son los dos últimos hablantes del apayenco, una lengua que morirá con ellos. A pesar de los esfuerzos del Gobierno y de las asociaciones para la conservación de las lenguas indígenas, el apayenco ya ha muerto: Manuel Segovia e Isidoro Velázquez no se hablan; no les apetece. Nunca disfrutaron de la compañía mutua y hay cosas que no se perdonan.

Finalista-Antonio Tocornal Blanco