No se si conocéis el significado de serendipia pero es la palabra que me viene a la cabeza cuando veo las fotos del taller del maestro orfebre Luis Uribeetxebarria. Por una suerte de casualidades he tenido la oportunidad de visitar este taller y de que me enseñara las joyas que diseña y elabora. ¿Os lo cuento?
El espacio repleto de detalles por todas las paredes y rincones produce un bombardeo de información que me provoca muchísima curiosidad. Hay un orden meticuloso que no comprendo aún. Cada objeto tiene su historia y a través de ellos se percibe la personalidad y las aficiones de Luis. Le gusta la naturaleza, la pesca con mosca _me explica que devuelve los peces al agua tras mojarse las manos para no dañarlos_ y le gusta participar en carreras extremas, por ejemplo, atravesando el desierto del Gobi en Mongolia. Comenzó como aprendiz de orfebrería a los 13 años y desde entonces no ha parado.
En la galería de fotos podéis ver las herramientas que utiliza. Todas ellas las ha fabricado él. Con el cepillo diminuto que sostiene entre sus dedos consigue sacar varillas muy finas de ébano. Utiliza todo tipo de maderas que encuentra en sus paseos, entre las que está, por ejemplo, la sabina rastrera, también usa piñas australianas, perlas, mamut…Engarza sobre metales preciosos las piedras, mezclando texturas: cuero, pieles…No sabía yo que el ámbar pudiera tener tantas tonalidades. Sobre un clavo antiguo dispone una perla y lo convierte en un anillo.
Cada pieza es rematada con precisión, tanto por la cara vista como por el revés. Fijaos en el camafeo de madera y perlas.
Detrás de la aparente sencillez de cada pieza hay un trabajo metódico. Cada material, la conexión de las formas…son elecciones que no tienen que ver con el azar o la intuición sin más. Hoy en día que todo se hace con prisas y moldes 3D, es un privilegio poder apreciar el resultado de la paciencia y la habilidad de quien conoce bien su oficio. Desde el Colectivo Antzezaleak agradecemos a Luis Uribeetxebarria su invitación. Seguiremos en contacto.